24/5/10

EL CAMINO DEL GUERRERO.- Detener el diálogo interior

2) Detener el diálogo interior.-


Las cosas sólo son reales cuando aprendemos a aceptar su realidad.


El mundo,que no es más que una representación,se mantiene gracias al diálogo interior.Nos hanblamos a nosotros mismos incesantemente,manteniendo así nuestra representación,aquel que hemos aprendido:Para Don Juan, la realidad de nuestra vida cotidiana reside en una continua oleada de representaciones perceptivas que,los que compartimos una adhesión específica,hemos aprendido a hacer.
De este modo,el mundo no es más que una simple representación que se hace descripción porque pensamos a propósito de todo,y representación a la que miramos y vemos tal y como pensamos.La descripción recibida llega así a hacerse percepción en cuanto le prestamos atención ,y nuestra atención está siempre dirigida a ella.La atención es la llave de todas las cosas.El peñasco al que nos asimos es un peñasco por que hemos sido obligados a concederle nuestra atención en tanto que peñasco.
Así pues nuestra percepción siempre está en falta en relación al mundo inmediato.Es demasiado lenta,relativa y parcial.El peñasco es así y todos lo percibimos de la misma manera porque todos le prestamos el mismo tipo de atención,y esta atención depende de la descripción que se nos ha dado.
La memoria es, pues,evidentemente la otra llave de la percepción:no hacemos más que recordar,nuestras percepciones no son sino recuerdos y nuestra memoria es selectiva.Sólo prestamos atención a aquello que entra en la descripción aprendida--es decir,censuramos espontáneamente nuestras sensaciones--,descripción a la que ayudamos espontáneamente,y de la que no hay medio de escapar antes de abordar otra descripción.Y el papel de la razón obligarnos a interpretar el mundo de manera estrecha y selectiva:constituye pues,un molde con el que crearnos el universo.
El peñasco es así y todos lo percibimos de la misma manera porque todos le prestamos el mismo tipo de atención,y esta atención depende de la descripción que se nos ha dado.

O,dicho de otra manera,nosotros sólo somos percepción y,en último término,atención.Las cosas no son como las creemos sin porque nosotros las creemos como las pensamos.Nuestro apriorismo es fruto de nuestro servilismo en relación a la descripción dada(lo que demuestra involuntariamente aquello que dice Bonald de que todo cuanto el hombre sabe depende de lo que se le ha enseñado;Kant dice casi lo mismo cuando afirma que nuestro pensamiento,deductivo de las categorías a priori de la razón pura,no puede adecuarse a las cosas en sí).
El mundo se adecúa a la descripción que da nuestro pensamiento;dicho de otro modo,la fe nos hace defender nuestra representación y nos da un sentimiento erróneo de verdad:eso es lo que constituye nuestro hacer.
Ese peqñasco--dice Don juan--es peñasco a causa de nuestro hacer.El hacer es lo que convierte a esta roca en roca y en matorral a este matorral.De esta manera, el mundo es el mundo por que tú conoces el "hacer" necesario para convertirlo en tal.Sin este "hacer", nada nos sería familiar.Hacer implica una serie de elementos que permiten su funcionamiento.Si falta un elemento el hacer se derrumba.
Por eso en la sociedad,la razón y los hombres especializaos en la razón infalible se cuidan mucho de mantener todos los elementos en movimiento.Un fallo,y el "hacer",creador de la estructura,se hunde.
A esto,el hombre corriente lo denomina locura.Pero para el guerrero el hacer debe de ser metódicamente destruído,ya que su designio no es la locura ni la muerte.De este modo la razón no se debe proscribir en tanto que razón razonante,sino en tantoque atención exclusiva dirigida al mundo corriente;no debe destrozarse,sino desplazarse;su hegemonía debe cesar.
Todo el magisterio de los hechiceros ,dice Don juan,tiende a parar el mundo,es decir,a detener el diálogo interior."Parar el mundo" es una técnica gracias a la cual el mundo tal y como lo conocemos debe derrumbarse.
Parado el mundo, la representación parcial queda sin cauce;emerge entonces la totalidad,y la totalidad del mundo es aprehendida por la totalidad del ser;ahí es cuando el hechicero puede decir:yo soy todo esto.Lo más difícil de la actitud del Hechicero es darse cuenta de que el mundo no es más que una sensación.(Quizá la lógica de los santrántika esté prósima a esta enseñanza:no hay relación entre la sensación pura y el flujo mental sin origen.Para estos budistas no es una cuestión escolástica:se trata de favorecer la sensación pura que es la via del poder).Por eso, Don Juan no se preocupa de saber si Carlos Castaneda comprende intelectualmente o no.Deja saber a su cuerpo.
El hacer es, pues,un haz de sentimientos que se juntan.Y en el caso de la percepción corriente,de la construcción del mundo según las categorías aprendidas,se juntan siempre del mismo modo.La razón no hace más que reproducir un orden exterior del que nada sabe;unos sentimientos que no hace sino describir,y sus explicaciones son forzosamente inadecuadas,ya que la razón no tiene razón.La descripción se refleja a sí misma:Aunque el mundo no se adapte a nuestros pensamientos,lo adoptamos a pesar de todo.La razón refleja un orden del que nada sabemos,y el guerrero llega a saber que no hay nada que comprender,y el guerrero llega saber que no hay nada que comprender:las cosas llegan,eso es todo.Lo único que podemos hacer es describir.Incluso un filósofo podría convencerse,apercibiéndose,de que la causa primera no es más que un postulado,una ilusoria exigencia de su razón,un miserable juego de manos.
Los budistas Zen saben nbien que a la afirmación todo viene de Dios se debe contestar:Y de donde viene Dios?.Las cosas se apoyan unas sobre otras,no son correlativas:si una se derrumba,las demás la seguirán.
La razón no renuncia fácilmente a su control sobre las cosas:la explicación de qué importa qué es una de sus astucias para no perder su dominio.
El peñasco que es peñasco es,pues,hacer.Poco importa preguntarse si es peñasco en sí o sólo para nosotros:el mundo de los Hehiceros no es dualista.Se percibe así porque toda nuestra vida hemos aprendido a hacer el peñasco,y forma parte de nuestra percepción.Observar la sombra del peñasco,dice Don juan,es no hacer;hacer será considerar que las sombras sólo son sombras.
Hay--dice Don Juan--tanto más para cada cosa en el mundo,que también debe haber necesariamente más para las sombras.
Un hombre de conocimiento puede saber el más íntimo estado de un hombre observando sólo su sombra.El guerrero escoje contemplar los aspectos generalmente ignorados del mundo,aquellos que la razón ordena descuidar,porque ésta está dirigida a una utilidad que es un hacer.
De la misma manera,la razón se ocupa de la verdad,y el hombre corriente, ante la palabra verdad,cree.Si se trata de falsedad, no cree,y no se atreve a actuar.Por el contrario,el guerrero siempre actúa en ambos casos.Si las cosas se dicen verdaderas, actuará a la manera de hacer.Si las cosas se dicen falsas,también actuará,pero a la manera de "no hacer".La verdad es,pues,el mundo de la razón;la falsedad,el mundo de lo ultraracional.
Detener el mundo es,pues,dejar de hacer,es decir,de fabricarlo sin cesar hablándose a sí mismo,diciéndose siempre lo que son las cosas.Por consiguiente,será reducir a la nada el primado de la razón el referirse al cuerpo,al sentimiento,que dice lo que son las cosas mucho mejor que la razón;es,en definitiva, hacer derrumbarse las nociones de verdad como criterio supremo.Nada reposa en nada,y el guerrero adopta la actitud opuesta a la del hombre corriente:transforma el hacer en no hacer,l mundo limitado y mezquino en mundo incomensurable y misterioso.

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